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Concepto suelo

Capa superior de la corteza terrestre compuesta por una mezcla de partículas minerales, materia orgánica, agua, aire y organismos vivos

El concepto suelo presenta diferentes significados en función de la formación y del campo de actuación de quien hace la definición: agricultor, promotor inmobiliario, ingeniero, planificador, geólogo, político; condicionada, por tanto, por cómo se utiliza o se podría utilizar y por las consecuencias de todo ello en un contexto global.

La Comisión Europea ha definido el suelo como la capa superior de la corteza terrestre que está compuesta por una mezcla de partículas minerales, materia orgánica, agua, aire i organismos vivos; lo que conforma un medio ambiente muy complejo y variable (Figura 1).

Figura 1. Un suelo de la comarca del Alt Urgell

Figura 1. Un suelo de la comarca del Alt Urgell


Todo este conjunto, localizado en la interfase litosfera-hidrosfera-atmosfera, constituye un ente natural vivo, dinámico, no renovable a corto y medio plazo, y que cumple una serie de funciones (Figura 2) que se acostumbran a dividir en dos grandes grupos:

Funciones ecológicas, como son:

  • Producción de biomasa, el suelo facilita capacidad de anclaje a las plantas y participa, activamente, en los ciclos del agua y de los nutrientes.
  • Interacción ambiental, el suelo almacena, filtra y transforma la materia y la energía que regula las reacciones que tienen lugar en su seno; protegiendo, de esta forma, el medio ambiente de una cierta contaminación.
  • Hábitat biológico y reserva genética de flora y fauna, actuando como un entorno para la preservación de la vida sobre la tierra.

Funciones ligadas a la actividad humana, como por ejemplo:

  • Medio físico, donde tienen lugar la mayor parte de las actividades socioeconómicas (vivienda, transporte, actividades Industriales, actividades recreativas...).
  • Fuente de materias primas (turba, arcillas, arena, grava…).
  • Herencia cultural, puede contener restos paleontológicos y arqueológicos importantes para conocer la historia de la humanidad.  
Figura 2. Las funciones del suelo (Bloom, 1988)

Figura 2. Las funciones del suelo (Bloom, 1988)


Cambios en el uso del suelo se vienen produciendo desde que el hombre fue cambiando su estilo de vida nómada por uno sedentario. En un principio, estos cambios influyeron, casi exclusivamente, en actividades agrícolas y ganaderas; sin embargo, con el paso del tiempo y el aumento de la densidad de población, otros usos (residencial, industrial, infraestructuras de transporte i comunicación...) se fueron imponiendo.

De esta forma, el suelo se entiende, cada día más, como un recurso limitado y vulnerable, como pueden ser el agua o el aire, que está sujeto a numerosas y bien documentadas amenazas: erosión, pérdida de materia orgánica, compactación, salinización, desprendimientos, contaminación, sellado, etc. (Figura 3). A escala mundial, la creciente presión que el hombre está ejerciendo sobre este recurso hace que su degradación se acelere y que las áreas severamente afectadas aumenten diariamente, con las consiguientes consecuencias negativas para la salud del hombre, para los ecosistemas naturales, para el cambio climático y, en definitiva, para la economía.

Figura 3. Algunas de las amenazas a las que está expuesto el suelo (sellado, contaminación, erosión y salinización)

Figura 3. Algunas de las amenazas a las que está expuesto el suelo (sellado, contaminación, erosión y salinización)


El establecimiento de un uso sostenible y eficiente del suelo pasa por la definición, de forma clara y sin ambages, de los potenciales y de las limitaciones de los suelos en relación a las diferentes funciones que pueden desarrollar. Uno de los retos más importantes que tiene hoy en día nuestra sociedad es la conciliación de la demanda del recurso suelo con la de su capacidad regenerativa en condiciones naturales; dado que, cuando los suelos son forzados más allá de sus límites de resiliencia, no son capaces de retornar a su estado primitivo de funcionalidad sin la aplicación masiva de aportes externos.

Aunque se ha hecho un buen trabajo de caracterización de todos estos problemas, probablemente aún no se ha sabido hacer llegar a la sociedad el mensaje claro que estas amenazas merecen. Por este motivo, es importante que la Comisión Europea haya aprobado una Estrategia Temática para la Protección del Suelo (COM(2006)231) y haya adoptado la Directiva (COM(2006)232) por la que se establece un marco para la protección de los suelos de la Unión Europea.

En este sentido, hay que destacar que, en la actualidad, muchos problemas medioambientales, como el lavado de nutrientes, con la consiguiente eutrofización de las aguas continentales y marinas, o la contaminación de los suelos, pueden cruzar las fronteras políticas. Los datos necesarios para resolver este tipo de problemas implican, por tanto, la combinación de información procedente de diferentes países, con las consiguientes dificultades asociadas a la inconsistencia geométrica y temática que comportan para la comprensión e interpretación de las cartografías empleadas. La única solución, en estos casos, es la estandarización y la armonización de los datos existentes. En este sentido, las especificaciones para la organización de los datos de suelo que actualmente está desarrollando el grupo de trabajo de suelos de la Directiva INSPIRE (Directiva 2007/2/EC) (Infraestructure for Spatial Information in Europe) intentan resolver o, por lo menos, paliar estos problemas.