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Los vestigios más antiguos

Los rasgos geológicos de la Península Ibérica resultan de la superposición de tres grandes ciclos orogénicos: el ciclo Cadomiense, que se desarrolló desde 750 Ma hasta 480 Ma atrás, el ciclo Hercínico (o Varisco), que se inició hace 480 Ma y finalizó hace 250 Ma y finalmente el ciclo Alpino, el cual empezó hace 250 Ma y continúa en la actualidad. Estos ciclos están relacionados con la formación y la posterior fragmentación de dos grandes supercontinentes: Gondwana y Pangea. Para formarlos fue preciso que convergieran, colisionaran y se soldaran fragmentos continentales inicialmente separados, formándose cordilleras con importantes relieves, y también la posterior fragmentación y la deriva continental. Se trata, pues, de procesos cíclicos de evolución de la Tierra.

La información sobre la historia geológica de la porción de la Placa Ibérica que actualmente ocupa Cataluña se remonta, como mínimo, a 550 Ma. Del ciclo Cadomiense prácticamente no quedan vestigios; se sabe que entre 650 y 600 Ma atrás se formó un supercontinente, denominado Gondwana (figura 2).

Figura 2: Imagen de la Tierra hace 600 Ma

Figura 2: Imagen de la Tierra hace 600 Ma

De hecho, las rocas más antiguas datadas hasta ahora en los Pirineo son rocas volcánicas y plutónicas de los últimos estadios de este ciclo (580 y 560 Ma). Aun así muy probablemente hay rocas sedimentarias anteriores, la edad de las cuales se desconoce.